Mis Recuerdos

“UN LORETANO CONVIVIENDO EN JAPÓN”





Estimados amigos, aprovechamos la gentil invitación de nuestra gran amiga "Vanidosa Peruana” para participar en este reconocido blog, enviando algunos artículos sobre la convivencia en este bonito archipiélago de Japón de “UN LORETANO” que prácticamente está haciendo raíces desde casi 12 años.
Para poder enfocarnos en el tema titulado líneas arriba, empezaremos definiendo la palabra “Convivencia”. Según el diccionario de la lengua española Espasa Calpe, señala que. “Convivencia”, es la vida en común con una o varias personas...
Partiendo de esta definición, “un loretano en Japón” empieza a formar parte de esta vida en común con una o varias personas que cohabitan en un mismo lugar o espacio, en donde la convivencia no siempre ha sido fácil para este loretano y su familia. Empezando por las fricciones culturales, aunque en la mayoría de los casos, los amigos japoneses se caracterizan por su alto grado de amabilidad, comprensión y paciencia, en algunas oportunidades, sentimos el rechazo, incomprensión y gestos adustos, solo por ser personas de otra cultura. Como ejemplo podemos comentar: La primera semana que llegamos a Japón, por Ley, uno como extranjero tiene la obligación de registrarse dentro de la municipalidad respectiva hasta dentro de 15 días de plazo máximo. En ese entendido, ingreso al municipio y me dirijo a la ventanilla respectiva para realizar los trámites correspondientes para gestionar mi registro de extranjería (Gaikokujin Toroku Shomeisho), uno como peruano y buen loretano que ha sido educado y adaptado a los buenos modales de cortesía, cumplimos con el saludo protocolar de cortesía en japonés al funcionario edil y también extendiéndole la mano, como respuesta a este saludo, recibí la mirada fría, no me respondió el saludo, ni correspondió con el apretón de manos, solo se limitó a revisar los documentos que había llevado para cumplir los trámites de registro, la atención fue solo unos cuantos minutos y que por supuesto, resalto eso porque acá hay menos burocracia que en los municipios de mi país. Este rechazo, lo sentí en carne propia, me hizo sentir de lo peor, como el más vil de los mortales, “el poca cosa”, “el gaijin” (extranjero), mi cuerpo estaba marcando “100 por hora”, me sentí muy mal, estaba ofuscado, en fin, un montón de ideas malas se me venían a la mente. Sin embargo, ya con un poco de paciencia y comprensión, empecé a entender un poco la cultura japonesa. Para ellos el saludo no es oficialmente “dar la mano”, sino, la inclinación de la mitad del cuerpo, que significa respeto y cortesía. Cuanto mayor sea la inclinación, mayor connotación de respeto y cortesía será. A todo esto, empiezo a comprender que, las fricciones culturales son simplemente, el desconocimiento cultural de la otra parte, la desidia y rechazo de no aceptar la otra cultura, el no comprender o querer entender a la otra parte cultural, en su forma de actuar, pensar o sentir de un modo distinto a lo acostumbrado. Y eso lo digo también por el que suscribe este artículo, es decir, aprender a entender su cultura y que también aprendan de la nuestra.
Y para concluir, dejo una frase como mensaje de reflexión para todos los lectores de “vanidosa peruana”, suscrito por el antropólogo limeño, Fernando Fuenzalida, …”No existe ninguna cultura mejor que otra, todas son diferentes”…En mi opinión, el equilibrio se tiene que dar en la aceptación de ambas culturas evitando las fricciones y eso se denomina “Inserción cultural”….

Nos vemos hasta la próximaaaa…Sayonaraaa!!!

Toshiro
(Autor de este artículo)
Artículo editado para:
http://vanidosaperuana.blogspot.com/

Prohibido su reproduccion(EXCLUSIVIDAD PARA VANIDOSA PERUANA)

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