PERUANA

El enojo es la causa del resentimiento y este es un sentimiento difícil de entender y puede enturbiar nuestros actos. Aprendiendo a manejarlo aprendemos a aceptar nuestro sentimiento y expresarlos en forma clara. El resentimiento es una de las emociones consideradas como negativas, sin embargo al profundizar en su trama se comprende la razón, el mensaje y es posible ver el camino hacia la solución. El resentimiento esta formado por sentimientos de enojo retenidos y vueltos crónicos. El resentimiento cercena el interés hacia la persona que es blanco. Cuando el enojo evoluciona en resentimiento queda una especie de imagen fija que permanece inmutable en el tiempo sin contacto alguno con el pasado ni con el presente. El resentimiento es un destino del enojo no resuelto e impregna la relación que lo produjo. No permite la comprensión, ni el olvido ni la resolución. Es una emoción que socialmente se presenta muy descalificada, al igual que la envidia. En general al pensar en el resentimiento se hace una asociación directa con el enojo, que es correcta, pero se olvida la segunda emoción fundante: el dolor Al identificar el dolor, su presencia y enorme significación, se abre un escenario mucho mas amplio que ofrece y permite nuevos recursos para ayudar a comprenderlo y transformarloLos recursos para protegerse del resentimiento suponen enojarse adecuadamente. Esta es una capacidad fundamental que pocos aprenden a desarrollar y menos aun son los que saben manejar correctamente esa energía y en general enojarse suele provocar más problemas que soluciones, más heridas que reencuentros. Es necesario comprender que el enojo es una cuota de energía extra que tiene como función esencial proveer de una mayor fuerza para resolver el problema. Cuando alguien nota que su enojo complica más que resuelve, comienza a silenciarlo y el enojo así retenido vira en resentimiento Reconocer y expresar el dolor como reacción frente a la frustración que genera la decepción, la perdida y la desilusión. Es fundamental legitimar el dolor y no reconocerlo como signo de debilidad sino de vulnerabilidad inherente a la categoría de seres sensibles. La fuerza y la dignidad no residen en no sentir dolor, sino en como ese dolor es manejado y expresado. Transitar la franja del dolor con dignidad evita la formación de resentimiento y permite cercarse a la calidad del enojo y expresarlo más fácilmente. Es necesario observar y transformar la evaluación que se ha hecho sobre la parte resentida y para esto el recurso de dramatización de aspectos interiores es uno de los recursos más valiosos de la Gestalt