Mis Recuerdos

Veranear en las playas de Ancon es maravilloso!!!!!!!!!

Hola como estan¿En qué playa veraneas? ¿por qué estás tan rígida? ¿no te quieres tomar un vodka?, le pregunta a la fotógrafa un hombre de pelo ralo y rubio que se le acerca y le toca el hombro muy seguro de sí y sonriente, con un vodka con naranja en la mano, al lado de su amigo, un italiano cuarenton que sostiene la misma mezcla para refrescar el mediodía caluroso de un sábado de febrero 2014.
Verónica, la fotógrafa, se pone aún más rígida. Hace un momento la voz rasposa de otro hombre, uno canoso que está sentado en su tumbona, la persigue diciéndole:
-¿Señorita está tomando fotos? Le he dicho que no me tome fotos. Por si acaso, le advierto, si salgo en el periódico, la voy a denunciar…¿En qué playa veraneas? ¿por qué estás tan rígida? ¿no te quieres tomar un vodka?, le pregunta a la fotógrafa un hombre de pelo ralo y rubio que se le acerca y le toca el hombro muy seguro de sí y sonriente, con un vodka con naranja en la mano, al lado de su amigo, un italiano cuarenton que sostiene la misma mezcla para refrescar el mediodía caluroso de un sábado de febrero.Verónica, la fotógrafa, se pone aún más rígida. Hace un momento la voz rasposa de otro hombre, uno canoso que está sentado en su tumbona, la persigue diciéndole:
-¿Señorita está tomando fotos? Le he dicho que no me tome fotos. Por si acaso, le advierto, si salgo en el periódico, la voy a denunciar…ncón equivale a las playas del sur para los limeños de Puente Piedra, Carabayllo, Comas, Independencia, Los Olivos y San Martín de Porres. Desde aquí, cada fin de semana familias enteras, grupos de  amigos y parejas suben por la Panamericana Norte en busca de lo mismo que los dueños de los departamentos de Ancón: paz y relajo . La playa de los residentes  limita por la derecha con el Yatch Club Ancón, otro club privado. Pero este tiene paredes de bambú, no sogas, y ocupa más que 40 metros. Cierra un largo tramo del malecón y en su puerta principal un cartel advierte que el ingreso es solo para socios y que se restringe el paso de los visitantes. Lo mismo sucede con el Casino Náutico y la Villa de la FAP: puertas con candados, rejas cerradas, muros que llegan hasta la cintura, impiden el paso directo del malecón hacia el mar por largos tramos. Es el “orden de las cosas” en Ancón,“siempre fue así”, dice un comerciante de sombreros de paja, anconero desde los tiempos de Viña del Mar. Tras la soga de los residentes hay un sinfín de sombrillas color azul, rojo y amarillo  que se alquilan a los visitantes por 10 soles. De su lado, los residentes toman el sol bajo sus sombrillas de paja plantadas en la arena marcadas con sus apellidos: Moore, Canaval, Natters. Ellos y ellas conversan, se broncean bajo el sol, beben vodka con naranja. Los encargados de custodiar su tranquilidad son tres chicos  de polos celestes que sentados en unas sillas de plástico  pegadas a la soga se quemarán bajo el sol  hasta las 5 de la tarde, mientras vigilan y prohíben el paso de cualquiera que quiera romper con la paz:
-“Eh… eh… qué haces… no, no. No se puede entrar. Esta es una playa privada”. Así le dicen a los que no son residentes. Los reconocen, saben bien quiénes son los socios de este improvisado club de la soga.
Es tema conocido y harto controversial: la Superintendendencia  acional de Bienes del Estado, de nombre largo, y que ahora salta en titulares, ha dado un dato clave: en 52 playas de Lima el acceso al mar está restringido. O sea, en 52 playas de Lima, desde Ancón hasta Cañete, hay vigilantes como los chicos de polo celeste, hay sogas, carteles y paredes que restringen el paso de un grupo de bañistas frente a quienes otro grupo de bañistas no quiere pasar su día de playa. En la entrada del malecón algún alcalde bien intencionado mandó levantar un monumento de Túpac Amaru y Micaela Bastidas y un busto del novelista José María Arguedas.  Señuelos que tratan de convencer a los veraneantes que bajo el sol de Ancón todos son iguales.

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